jueves, 17 de marzo de 2011

El amor la soledad de Comte - Sponville

Montaigne fue claramente un solitario. Pero eso no le impidió asumir sus responsabilidades sociales (fue alcalde de Burdeos) y saber gozar, mejor que nadie, de los encantos y de los placeres de la convivencia. Por el contrario, como huyen de la soledad quienes son incapaces de un verdadero encuentro! Quien no sabe vivir consigo mismo, como podría saber vivir con otro? Quien no sabe habitar su propia soledad, como podría pasar por la de los demás?
A Narciso le aterra la soledad, y eso se comprende: la soledad le deja solo frente a su nada, en la que se ahoga. El sabio, por el contrario, hace de esa nada su reino, donde se refugia y se salva: sin ego, sin egoísmo! Que queda? El mundo, el amor: todo. Nosotros mientras tanto hacemos lo que podemos entre esos dos extremos: mas o menos narcisistas, mas o menos sabios, según los momentos y las circunstancias de la vida. Pero cada uno sabe muy bien de que lado nos empuja la sociedad, sobre todo hoy en día (no en vano se le da el nombre de sociedad de consumo) y hacia qué nos llama soledad.

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Bonito Mio

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