La vida es tan maravillosa, mágica, sorprendente...que muchas veces - a pesar de saberlo - me impresiona cuando choco y caigo a cuenta con algunas de sus cualidades.
Este prólogo tiene una historia: hace muchos años comencé a estudiar música, un poco por herencia familiar, otro poco por la imposición de mi padre, y con el correr del tiempo por amor y gusto propio. Nunca imaginé que el estudio formal, las clases de piano con una monja, el estudio en un conservatorio y horas en casa en la sala de música, entre otras cosas, me llevarían a donde estoy hoy, personal y profesionalmente.
Paralelamente y con la misma pasión, o quizás más, también comencé a "estudiar" metafísica, a leer libros de espiritualidad, a meditar, a conectarme con mi Yo Superior, a buscar y encontrar sentidos y respuestas a ciertas cosas que me pasaban en ese entonces.
¿Por qué cuento esta historia, parte de mi historia, en vez de hablar de lleno del libro? Porque sin saberlo, cada cosa que hice hace algunos años me condujo acá, donde estoy hoy; y cada cosa que vamos haciendo hoy, prepara un nuevo hoy.
Gracias a ese estudio musical conocí muchísima gente, gente desconocida, gente del ambiente artístico, grandes músicos, grandes artistas, deportistas, etc.; y gracias al estudio del universo y la búsqueda de la evolución espiritual, me conecté más profundamente con muchos aspectos míos dormidos, encontrando mucha sensibilidad, magia y verdad en pequeñas y simples cosas.
Y gracias a todo esto también, conocí a Daisy.
Tengo la certeza de que las cosas no ocurren por casualidad. No fue casual que conociera a Daisy. Sé que la vida y las cosas que pasaron me conectaron con ella. Por la música, por nuestro gusto por ella, y por una búsqueda incesante de la verdad y un camino espiritual recorrido que, parecido o no, conduce hacia el mismo lugar.
Teniendo el honor d escribir este prólogo, la vida nuevamente me sorprende cayendo en cuenta de esos puntos de conexión y de por qué estoy sentado aquí escribiendo sobre su primer libro y sobre ella.
En el cambio está la evolución, y para cambiar hay que conocer y tomar conciencia, y al tener mayor conciencia, más grande es nuestra responsabilidad. Este libro nos introduce en ese mundo de pecados - que muchas veces no ponemos en palabras ni compartimos -, de una manera muy coloquial, y abriendo su corazón y su propia vida, Daisy logra llegar a conflictuarnos pero sin hacernos doler, a replantearnos, a reflexionar y por sobre todo, a cambiar para crecer y evolucionar.
Tal como me sucedió a mí. este libro llegó a vos por una causa, y si te fijás y abrís tu mente y corazón, también encontrarás por qué está este libro entre tus manos. Y así ojalá la vida también te sorprenda con esas mágicas conexiones.
Axel.
Es poco decir
